sábado, 10 de noviembre de 2012


Quizás yo sea la rara. O a lo mejor los raros son el resto de la gente; lo cual, de una forma u otra, me haría diferente también. Y es que yo no quiero princesas, ni cenicientas, ni un gran vestido. Ni tampoco necesito un gran coche, ni un hombre alto, moreno y con los ojos verdes. Y además, tampoco necesito grandes momentos, ni ‘Siempre nos quedará París’, ni ningún ‘¡Buenos días, princesa!’, ni ninguna otra frase en especial. Tampoco necesito que Celine Dion le ponga una banda sonora a algo que sólo siento yo, ni tener una madrastra que me impida estar con quien quiero. Yo sólo necesito algo normal, o quizás algo raro. Pero algo. Algo que me haga sonreír el resto de mis días, algo que me llene por dentro, algo que me complazca, algo que me motive, que me lleve a las nubes.

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